"Cuatro
peregrinos de distintos países estaban llevando a cabo una peregrinación.Vivían
de la caridad pública y, con un poco de dinero que les dio una persona piadosa,
decidieron comprar algo para comer. El persa se apresuró a decir:
-Quiero augur.
-Pues yo
quiero inab –protestó el árabe.
El turco
replicó:
-Ni hablar,
pues yo quiero uzum.
El griego
vociferó indignado:
-Lo que yo
quiero es stafil.
Y entonces todos comenzaron a discutir y a insultarse violentamente, hasta que pasó por allí un hombre que entendía diferentes lenguas, pidió el dinero para ir a comprar lo que todos deseaban y regresó al rato con uvas, que era lo que cada uno de ellos había solicitado en su respectivo idioma.
Y entonces todos comenzaron a discutir y a insultarse violentamente, hasta que pasó por allí un hombre que entendía diferentes lenguas, pidió el dinero para ir a comprar lo que todos deseaban y regresó al rato con uvas, que era lo que cada uno de ellos había solicitado en su respectivo idioma.
http://cantardebardo.wordpress.com/2007/12/30/el-pequeno-sabio-popular-arabe/
CUENTOS ÁRABES: EL PEQUEÑO SABIO.
Cuatro mercaderes muy amigos en una
racha de buena fortuna consiguieron vender el total de sus mercancías en una
sola jornada y para celebrarlo decidieron refrescarse en una casa de
baños regentados por una anciana viuda. Antes de entrar y para evitar
malentendidos los cuatros hombres dejaron dicho a la anciana que a no ser que los
cuatro estuvieran presentes no les entregase el dinero, así evitarían robos
entre ellos y la anciana accedió. Sucedió que mientras se bañaban se
dieron cuenta que faltaba el jabón y uno de ellos decidió salir a pedírselo a
la anciana.
- Vengo de parte de mis compañeros para
que me de el dinero- dijo el pícaro a la pobre anciana.
- Eso no puede ser, no puedo daros el
dinero hasta que los cuatro estáis presentes y de mutuo acuerdo. El mercader se acerco a la puerta de
los baños y grito a sus compañeros:
- La vieja no quiere dármelo si
vosotros no me dais permiso…así que gritadlo para que se oiga…
-Si vieja dáselo, dáselo y pronto- contestaron los tres mercaderes que creían que hablaban del jabón.
La anciana pues confundida le entregó
el dinero al pícaro que escapo de allí como alma que se lleva el diablo.
Al salir del baño y entender lo
sucedido los tres mercaderes estafados y enfadados decidieron culpar a la anciana
y llevarla a juicio para meterla en prisión como única culpable del robo.
El día antes de el juicio la anciana no
cabía en si de pena y se puso a llorar en la puerta de su casa…
-¿Porque lloras noble anciana?-La interrumpió un niño de cinco años que la miraba triste.
-Déjame con mi pena…mañana iré a juicio
y acabaré con mis viejos huesos en la cárcel…
-Anciana…si me cuentas tu problema y te
doy una solución ¿Me darás una moneda para comprar avellanas?
-Si me das una respuesta-
sonrío la anciana ante la dulzura del niño- la tendrás.
- De acuerdo- dijo el niño tras oír la
historia- mañana te presentarás al juez con estas palabras :
Señor Juez, ellos me confiaron el
dinero a condición de que no se los entregará a no ser que los cuatro
estuviesen presentes, así que con sumo gusto si consiguen reunirse con su
colega y venir a pedirme los cuatros de mutuo acuerdo el dinero yo se los
devolveré. Al día siguiente el juez dejo libre de
cargos a la anciana ante la rabia de los tres mercaderes, y el niño dicen que
llegó a ser unos de los grandes consejeros de la corte.
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